River le ganó a Ciudad de Bolívar por Copa Argentina, pero dejó más dudas que certezas. El Muñeco, preocupado por el rendimiento del equipo, que solo jugó bien un tiempo. ¿Se le viene la noche al Millonario?
River ganó, pero… ¿convenció? Un triunfo con sabor a poco ante Ciudad de Bolívar
Marzo se va y River sigue sin encontrar su mejor versión. Ni siquiera contra un rival de menor calibre como Ciudad de Bolívar, el Millonario pudo mostrar un juego sólido los 90 minutos. Si en el primer ciclo de Gallardo se recordaba la goleada 6-1 a Racing con Montiel pidiendo clemencia a Lisandro López para seguir metiendo goles, este partido por Copa Argentina dejó la sensación de que el equipo podría haber jugado tres tiempos más y seguiría sin convertir.
Recién al inicio del encuentro, River rompió una racha negativa: logró convertir un gol en el primer tiempo, algo que no sucedía desde diciembre de 2024 con el tanto de Pablo Solari a Rosario Central. El cabezazo de Leandro González Pirez ilusionó a los hinchas, pero el equipo rápidamente volvió a mostrar sus falencias. Si bien Franco Mastantuono tuvo un buen partido (con ayuda del arquero rival en el gol) y Nacho Fernández desempolvó su mejor versión, recordándonos aquel viejo dicho «Si Nacho está bien, River está bien», el resto del equipo no acompañó. Tapia sigue sin encontrar su lugar en el campo y Borja, con la energía de un termo Stanley vacío, erró un penal más, confirmando que juega por falta de alternativas en un plantel desbalanceado como el armado de Mostaza Merlo en Racing de Córdoba.
El análisis de Gallardo del triunfo de River contra Ciudad de Bolívar
El segundo tiempo: un equipo dormido
En el complemento, River jugó con la intensidad de un partido amistoso de verano. Lejos quedaron aquellos recuerdos del 2019. Más allá del penal errado por Borja, el equipo se mostró apático y sin ideas. Solo algunos destellos de Subiabre (que pareció jugar más de wing derecho que de delantero) y el debut del juvenil Ulises Giménez le dieron algo de emoción a una etapa que sobró.
Un River que preocupa
Estos partidos, como decía el Bambino Veira, son «tramposos»: si se gana, poco se festeja, y si se pierde, es un escándalo. Pero este River está tan lejos de lo que se espera que ni ganando convence. Juega de a ratos, diez minutos bien, quince mal… un equipo con la regularidad de Caruso Lombardi dirigiendo en Primera. River deja en deuda incluso en la victoria.