Boca, con Gago en la cuerda floja tras el papelón copero, le ganó a Rosario Central con un gol de Milton Giménez en una Bombonera que se hizo sentir. Marchesín, silbado en la previa, terminó aplaudido. ¿Se viene el fin de ciclo para Pintita?
¿Último tango para Gago? Boca ganó, pero la Bombonera no olvida
La Bombonera, todavía caliente por la eliminación con Alianza Lima -un partido que quedará en los anales de la infamia xeneize-, recibió a Boca con una mezcla de indiferencia y bronca. Los murmullos contra Gago y Rojo al entrar a la cancha fueron dignos de una ópera de Puccini, pero con menos glamour y más puteadas. Milton Delgado, el pibe que parece que juega con el joystick del Play, fue el único ovacionado. Una especie de oasis en el desierto de mediocridad, como diría el Bambino Veira.
Giménez, el héroe (por ahora) de una noche tensa
A los 9 minutos del primer tiempo, en una jugada que más parecía un flipper que fútbol, Milton Giménez metió un cabezazo salvador que dejó a Broun pagando. 1-0 para Boca y un poco de alivio para un equipo que parecía jugar con un yunque en cada botín. El gol, un bálsamo momentáneo en una crisis que tiene más capítulos que una novela turca. Recordemos el gol de Palermo a River en la Libertadores 2000, salvando las distancias, claro… este gol fue importante, pero no tanto.
El partido en sí fue más luchado que jugado. Boca, con más ganas que ideas, se llevó los tres puntos ante un Rosario Central que, si bien venía puntero, jugó como si le hubieran dado mate cocido en lugar de agua.
La figura del partido, sin dudas, fue la Bombonera. La hinchada, como un personaje más, cantó, silbó y se hizo sentir. Un mensaje claro para los jugadores y, sobre todo, para Gago: «La camiseta de Boca se tiene que transpirar». Casi un calco de lo que dijo Mostaza Merlo alguna vez: “pongan huevo”.
Milton Giménez, de cabeza, puso el 1-0 de Boca ante Rosario Central
El futuro de Gago, una incógnita que alimenta el debate
¿Seguirá Gago? Esa es la pregunta que se hace todo el mundo Boca. Si bien el DT dijo que ni se le cruza por la cabeza renunciar -algo así como si Caruso Lombardi dijera que no le gusta el asado-, su continuidad pende de un hilo más fino que el bigote de Menotti. La derrota en la Libertadores fue la gota que rebalsó el vaso de una paciencia que ya estaba por el piso, como el rating de Fútbol para Todos.
Mientras tanto, la danza de nombres para reemplazarlo ya empezó. ¿Será Russo el bombero de turno? ¿Volverá Bianchi para poner orden en el gallinero? ¿O apostarán por un tapado como el que sacó Bilardo en el 86? El tiempo, como siempre, dirá. Lo que es seguro es que en Boca, el quilombo está asegurado.
«Somos responsables de lo que pasó», dijo Cavani después de su penal errado contra Alianza Lima. Una frase que resume el sentir de un equipo que parece perdido en el laberinto de su propia ineficacia. Como diría el Chavo del 8: «Fue sin querer queriendo».
