Se complica el pase de Valentín Gómez a Udinese y en Vélez ya se muerden las uñas. Fabián Berlanga, presidente del Fortín, confirmó que el inversor sigue sin depositar los 8.5 millones de dólares. Mientras tanto, Rodrigo Villagra, con la paciencia agotada, podría pegar la vuelta a Talleres si River no resuelve su situación con el mismo inversor.
Gómez y Villagra: ¿Dos jugadores, un mismo destino y ninguna solución?
En Liniers, la novela del pase de Valentín Gómez a Udinese sumó un nuevo capítulo, y no precisamente uno feliz. Con el cierre del mercado italiano a la vuelta de la esquina, los 8.5 millones de dólares que el Fortín espera siguen sin aparecer. Fabián Berlanga, presidente de Vélez, confirmó que si bien el inversor Foster Gillett atiende el teléfono (casi como atender a Mostaza Merlo en un picado de verano), la plata brilla por su ausencia, dejando al club en una situación más apretada que la defensa de Ferro en el 99′.
Berlanga, con la sinceridad de un Bilardo explicando el off-side, admitió: «El teléfono lo atiende y es más, estamos hablando ahora, pero la plata no aparece». Parece que Gillett, cual mago de cuarta, muestra un extracto bancario que probaría la existencia de los fondos, pero la triangulación con bancos yanquis, que exigen saber de dónde salió la guita (como si fuera la AFIP), complica todo. El tema es que el extracto no es garantía, y la operación está más fría que el banco de suplentes de un equipo de la D.
Para colmo, Valentín Gómez, que está en Italia hace más de un mes entrenando en plazas como si fuera un pibe del barrio (aunque con permiso de Vélez para usar las instalaciones de Udinese a contraturno), debe volver el lunes 24 si no se concreta el pase. Berlanga, con una visión digna de Nostradamus, anticipó: «Creemos que Valentín no querrá volver». Y sí, ¿quién querría volver después de probar el tiramisú?
River también mira de reojo al inversor fantasma
Pero Vélez no es el único que sufre por Gillett. En River, Rodrigo Villagra ya está «hinchado los huevos», como diría el Bambino Veira en sus mejores épocas, por la falta de pago de los casi 11.7 millones de dólares por su pase. Si el fin de semana no hay novedades, Villagra, con la misma decisión que un penal de Palermo, volvería a Talleres, dejando al Millonario con las manos vacías y a Gillett con la fama de ser más esquivo que un lateral por la banda.
Con la operación en jaque, River, cual vendedor de feria, busca recuperar algo de la inversión: el CSKA ofreció 3.5 millones de dólares por el 50% del pase de Villagra. Los de Núñez, que no son mancos, pidieron 5 millones y esperan respuesta. ¿Será esta la salida airosa para una situación más enredada que la melena de Ruggeri en el 86?
¿Se resolverá el misterio del inversor antes del cierre del mercado?
La pregunta del millón (o mejor dicho, de los varios millones que faltan) queda flotando en el aire. ¿Aparecerá la plata de Gillett como por arte de magia? ¿Volverán Gómez y Villagra a sus clubes de origen con la cola entre las patas? El tiempo corre, y el final de esta historia promete ser más emocionante que un Superclásico en la Bombonera.