La situación económica de Estados Unidos está dejando huellas profundas en el consumo y en la salud financiera de empresas emblemáticas. En las últimas semanas, dos compañías de gran escala, Consolidated Burger Holdings y At Home, se declararon en bancarrota bajo el capítulo 11, revelando los desafíos que enfrentan incluso los jugadores más consolidados del mercado.
Consolidated Burger Holdings, una de las principales franquicias de Burger King en Estados Unidos, no logró resistir la presión de las deudas y decidió acogerse al capítulo 11 de la ley de quiebras. La empresa acumulaba compromisos financieros por 37 millones de dólares, y a pesar de haber facturado 67 millones durante su último año fiscal, cerró con un déficit operativo de 12,5 millones.
La situación ya se había complicado en 2023, cuando la firma perdió 6,3 millones de dólares, mientras los costos fijos como alquileres y deudas aumentaban sin tregua. La tensión creció en enero, cuando Burger King le inició un juicio por no cumplir con los acuerdos de remodelación de locales. Aunque el conflicto fue resuelto, la relación se resintió y la casa matriz tomó una decisión drástica: reorganizar su red de franquicias, exigiendo mejoras en infraestructura y rentabilidad.
Las franquicias que no logren cumplir con estas exigencias podrían ser reasignadas a operadores más eficientes, en un intento de frenar el deterioro y preservar la imagen de la marca.
At Home y una deuda de 2.000 millones de dólares
Por su parte, la cadena de artículos para el hogar At Home, con sede en Texas, también inició un proceso de reestructuración amparado en la misma normativa de quiebras. El golpe fue más fuerte: deudas por 2.000 millones de dólares y el cierre de 26 tiendas en puntos clave como Miami, San José y Nueva York.
Según el director ejecutivo de la empresa, Brad Weston, esta medida busca adaptar la compañía a un mercado que atraviesa una transformación constante. A pesar del duro ajuste, At Home planea mantener abiertas la mayoría de sus más de 260 tiendas distribuidas en 40 estados.
Para enfrentar este escenario, la empresa dispone de un financiamiento por 600 millones de dólares durante la reestructuración: 400 millones para el pago de deudas y 200 millones para sostener su funcionamiento. La compañía reconoce la necesidad de reformular su estrategia para competir con grandes jugadores del sector y garantizar la continuidad de su operación.
El consumo en picada y una economía que no perdona
Ambos casos reflejan un contexto de cambio profundo en los hábitos de consumo en Estados Unidos, con una población más cautelosa, una inflación que recorta el poder adquisitivo y un entorno económico que ya no garantiza rentabilidad incluso a firmas históricas.
Las bancarrotas bajo el capítulo 11 permiten a las empresas reestructurarse sin cesar inmediatamente sus actividades, pero son también una señal clara de que ni siquiera las marcas más reconocidas están a salvo del impacto económico actual.
Dos gigantes del comercio minorista estadounidense, la franquicia Consolidated Burger Holdings de Burger King y la cadena de tiendas At Home, se declararon en bancarrota bajo el capítulo 11. Ambas enfrentan deudas millonarias y caídas en el consumo, lo que ha forzado reestructuraciones drásticas. Mientras la primera acusa una deuda de 37 millones de dólares, la segunda lidia con pasivos por 2.000 millones y ya anunció el cierre de 26 sucursales en EE.UU.
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Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
La situación económica de Estados Unidos está dejando huellas profundas en el consumo y en la salud financiera de empresas emblemáticas. En las últimas semanas, dos compañías de gran escala, Consolidated Burger Holdings y At Home, se declararon en bancarrota bajo el capítulo 11, revelando los desafíos que enfrentan incluso los jugadores más consolidados del mercado.
Consolidated Burger Holdings, una de las principales franquicias de Burger King en Estados Unidos, no logró resistir la presión de las deudas y decidió acogerse al capítulo 11 de la ley de quiebras. La empresa acumulaba compromisos financieros por 37 millones de dólares, y a pesar de haber facturado 67 millones durante su último año fiscal, cerró con un déficit operativo de 12,5 millones.
La situación ya se había complicado en 2023, cuando la firma perdió 6,3 millones de dólares, mientras los costos fijos como alquileres y deudas aumentaban sin tregua. La tensión creció en enero, cuando Burger King le inició un juicio por no cumplir con los acuerdos de remodelación de locales. Aunque el conflicto fue resuelto, la relación se resintió y la casa matriz tomó una decisión drástica: reorganizar su red de franquicias, exigiendo mejoras en infraestructura y rentabilidad.
Las franquicias que no logren cumplir con estas exigencias podrían ser reasignadas a operadores más eficientes, en un intento de frenar el deterioro y preservar la imagen de la marca.
At Home y una deuda de 2.000 millones de dólares
Por su parte, la cadena de artículos para el hogar At Home, con sede en Texas, también inició un proceso de reestructuración amparado en la misma normativa de quiebras. El golpe fue más fuerte: deudas por 2.000 millones de dólares y el cierre de 26 tiendas en puntos clave como Miami, San José y Nueva York.
Según el director ejecutivo de la empresa, Brad Weston, esta medida busca adaptar la compañía a un mercado que atraviesa una transformación constante. A pesar del duro ajuste, At Home planea mantener abiertas la mayoría de sus más de 260 tiendas distribuidas en 40 estados.
Para enfrentar este escenario, la empresa dispone de un financiamiento por 600 millones de dólares durante la reestructuración: 400 millones para el pago de deudas y 200 millones para sostener su funcionamiento. La compañía reconoce la necesidad de reformular su estrategia para competir con grandes jugadores del sector y garantizar la continuidad de su operación.
El consumo en picada y una economía que no perdona
Ambos casos reflejan un contexto de cambio profundo en los hábitos de consumo en Estados Unidos, con una población más cautelosa, una inflación que recorta el poder adquisitivo y un entorno económico que ya no garantiza rentabilidad incluso a firmas históricas.
Las bancarrotas bajo el capítulo 11 permiten a las empresas reestructurarse sin cesar inmediatamente sus actividades, pero son también una señal clara de que ni siquiera las marcas más reconocidas están a salvo del impacto económico actual.