El Chalet Cantoni se pone intenso con «Llamé al vacío y respondió mi voz», una muestra con obras de Ana Trella y Burka que explora la memoria afectiva, la vulnerabilidad humana y otras yerbas. Arranca el 24 de abril y hay vino y frutos secos pa’ la muchachada.
Che, ¿andan con ganas de arte, introspección y algún que otro vinito? Porque el Chalet Cantoni, ese reducto cultural que a veces nos hace creer que San Juan es Europa (bah, casi), inaugura el jueves 24 de abril la muestra «Llamé al vacío y respondió mi voz». Y sí, el nombre ya te la anticipa: se viene una buena dosis de existencialismo y emociones a flor de piel.
Desde las 19 hs, en Avenida Libertador General San Martín 3339 Oeste (para los que no manejan el GPS mental), podremos apreciar las obras de Ana Trella y Burka. Ojo, no es la prima de Wanda Nara, esta Burka es un artista que le pinta a lo cotidiano, pero con una onda medio oscura, tipo «las penas con pan son menos». Parece que al tipo le gusta mostrar la parte vulnerable del ser humano, esas que a veces barremos bajo la alfombra como si no existieran. Dicen que usa el acrílico como si fuera un bisturí, así que preparen los corazones sensibles.
Por otro lado, tenemos a Ana Trella, que se va por la rama de la memoria y las emociones. Parece que la mina agarra sus recuerdos, los mete en una licuadora y los escupe en forma de arte. Y no, no estamos hablando de figuritas de plastilina, sino de una exploración profunda sobre cómo nos pega el pasado en el presente. «Su obra, profundiza en estos procesos, y busca revelar las huellas que dejan en la percepción y en la construcción del significado visual». Textual.
Lo interesante de esta dupla, más allá de sus nombres artísticos que parecen sacados de un policial nórdico, es que abordan la realidad desde dos ángulos bien distintos. Uno te muestra el lado B de la vida familiar, el otro te hace pensar en cómo tu abuelita te marcó con su guiso de fideos. Habrá que ver si logran generar esa famosa «empatía» que tanto buscan, o si terminamos todos deprimidos tomando vino barato en una esquina.
Ah, y hablando de vino, parece que va a haber degustación con frutos secos. No sabemos si es para amortiguar el golpe existencial o simplemente un mimo para el paladar, pero bienvenido sea. La muestra estará abierta hasta el 15 de mayo, así que tienen tiempo de sobra para ir a hacerse los intelectuales y después debatir en el bar de la esquina. Total, para eso somos argentinos, ¿no? Para opinar de todo, aunque no tengamos ni idea.