Un chelista inglés, Charlie Woodhouse, de 23 años, cambió la campiña inglesa por los asados y el mate sanjuanino para enseñar en la Orquesta Escuela gracias a la Ley de Mecenazgo y al apoyo de Señor González Concesionario Oficial Toyota. El pibe no solo la rompe con el violonchelo, sino que también destaca el compromiso de sus alumnos y la buena onda de los sanjuaninos.
De St. Albans a San Juan: ¿Se le habrá escapado un Godoy Cruz al chelista inglés?
Che, mirá vos… un londinense de pura cepa, Charlie Woodhouse (23 pirulos), dejó el té con scones por el mate y las medialunas para desembarcar en la Orquesta Escuela de San Juan. ¿La razón? Una propuesta inesperada de su mentor, Eduardo Vasallo, para enseñar violonchelo. Y sí, parece que el pibe la tiene clara con el arco y las cuerdas, pero no solo eso, también le tiró flores a la muchachada sanjuanina. «Tengo alumnos desde los 10 hasta los 24 años de edad. Con esta experiencia, me di cuenta de que soy un privilegiado ya que los alumnos que asisten, tienen muchas ganas de aprender. Eso que sucede acá, allá no es común ya que los estudiantes no van por elección, sino por decisión de sus padres”, destacó Charlie. ¿Será que en Inglaterra los pibes le hacen la gamba a Beethoven a regañadientes? Acá, al parecer, le ponen garra.
Y ojo al piojo, porque este intercambio cultural no es pura voluntad. La Ley de Mecenazgo y el Señor González Concesionario Oficial Toyota pusieron la guita para que Charlie pudiera compartir su sabiduría musical. ¿Marketing o filantropía? La eterna pregunta que nos hacemos los argentinos… pero bueno, al menos el chabón está contento y los chicos aprenden. Doble check.
El muchachito, además de dar clases en Capital y Rawson, se hizo amigo del asado y del mate (¿quién no?), y hasta tocó en el FestiBach y con La Camerata San Juan. «Me encanta San Juan. Estoy muy feliz por la decisión que tomé de estar hoy acá. Todos son amables, me quieren ayudar y hacerme sentir bien», tiró Charlie. ¿Será que le gustó tanto el paisaje que se queda a vivir? Ojo, Marcelo Orrego, que te lo roban para la Fiesta Nacional del Sol.
Hablando en serio, más allá del chiste, es para destacar la labor de la Fundación Orquesta Escuela de San Juan, que con este tipo de iniciativas le da una oportunidad a los pibes de acercarse a la música y, de paso, alejarse de la esquina. «Es una oferta cultural que ofrece al niño una valiosa alternativa al ocio, la marginalidad y los peligros de la calle…», dice la Fundación. Y sí, che, la música no mata la marginalidad, pero ayuda a hacerle frente. Un aplauso para ellos, y otro para Charlie, el chelista inglés que se enamoró de San Juan… y del asado, claro.