El ex negociador comercial de Trump desafió a Argentina: “No hay lugar para la neutralidad con China”

Redacción Cuyo News
5 min

Las recientes declaraciones de Robert Lighthizer, ex Representante de Comercio de Estados Unidos durante la presidencia de Donald Trump, reavivaron el debate sobre la política exterior argentina. Durante el seminario ProPymes, organizado por el grupo Techint, el funcionario norteamericano envió un mensaje directo: “Necesitamos a Argentina de nuestro lado”, en referencia a lo que describió como la nueva “guerra fría” entre Estados Unidos y China.

Una advertencia sin matices

Lighthizer no escatimó adjetivos al describir a China como “el mayor y peor país que destruyó el sistema”, acusándola de utilizar prácticas comerciales desleales como la manipulación cambiaria, políticas industriales agresivas y condiciones laborales laxas. Según el exfuncionario, el conflicto entre ambas potencias ya no es económico, sino estratégico, y la neutralidad en este nuevo tablero global no es viable.

Argentina entre dos gigantes

Las palabras de Lighthizer resuenan con especial fuerza en Argentina, un país que históricamente ha buscado equilibrar sus vínculos con Washington y Beijing. Por un lado, Estados Unidos es un socio financiero clave; por otro, China es el segundo socio comercial y fuente vital de inversiones, incluyendo el swap de monedas que apuntala las reservas del Banco Central.

Hasta el momento, el gobierno argentino no respondió oficialmente a los dichos del exfuncionario, aunque la cercanía ideológica del actual presidente con la administración Trump no es un secreto. Sin embargo, cualquier intento de alineamiento explícito con Washington podría tener consecuencias económicas difíciles de prever, especialmente para sectores como el agropecuario, altamente dependientes del mercado chino.

La mirada de los expertos

El sociólogo Juan Gabriel Tokatlian advirtió en distintos análisis que una postura abiertamente anti-China podría ser funcional a los intereses estadounidenses, pero perjudicial para la economía local. En tanto, Jorge Argüello, ex embajador argentino en EE.UU., aboga por un enfoque de pragmatismo y equilibrio, recordando que la tensión entre las dos potencias define la actual geopolítica global.

Desde el plano económico, el especialista Marcelo Elizondo señala que el mundo avanza hacia una lógica de “friend-shoring”, donde los países deben optar por alianzas estratégicas claras. Una inclinación hacia Estados Unidos podría significar apertura de mercados occidentales y mayor inversión, pero también el riesgo de perder financiamiento y comercio con China.

Un dilema con consecuencias profundas

La intervención de Lighthizer no fue solo una opinión personal: constituye un llamado a definir un rumbo estratégico. Para Argentina, la disyuntiva no es solo ideológica sino profundamente económica y política. ¿Es posible mantener una política de equilibrios cuando los gigantes del tablero global exigen definiciones claras?

La respuesta del Gobierno —o su silencio calculado— podría marcar el tono de su política exterior y el futuro de su modelo de desarrollo en un mundo cada vez más dividido en bloques.

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