Un reciente caso judicial en España reveló la existencia de una red de captación de menores a través de videojuegos en línea, en particular mediante el popular título Fortnite. Un hombre fue condenado a 15 años de prisión tras ser acusado de contactar, manipular y obtener imágenes íntimas de al menos 25 niños menores de 13 años.
El acusado se ganaba la confianza de los menores utilizando monedas virtuales y objetos del juego, como “pavos”, trajes y armamento. Una vez establecido el vínculo, mantenía conversaciones por videollamadas o por el sistema de voz del juego, donde lograba que los niños se desnudaran ante la cámara. Registraba esas imágenes y las almacenaba en carpetas privadas con nombres como “angelitos”. Algunas de esas imágenes fueron posteriormente subidas a servidores online.
Fortnite y otros juegos como espacios sociales
Fortnite, como otros videojuegos populares entre niños y adolescentes, combina juego en red, comunicación en vivo y recompensas digitales. Este conjunto crea un entorno atractivo pero también vulnerable: niños que desean ganar o pertenecer a un grupo pueden aceptar condiciones que en otros contextos rechazarían.
Este tipo de entornos permiten la interacción con miles de usuarios, sin un conocimiento previo de quién está del otro lado. En ese anonimato se amparan los agresores, que simulan tener la misma edad o intereses que sus víctimas, creando una relación de falsa amistad para luego manipularlos emocionalmente.
Qué pueden hacer madres, padres y educadores
Los especialistas en ciberseguridad infantil recomiendan aplicar una serie de medidas clave:
- Supervisar con quién juegan los chicos: conocer los contactos que tienen en los videojuegos o plataformas de mensajería.
- Hablar abiertamente sobre los límites: explicarles que no deben compartir imágenes, datos personales ni hablar por cámara con desconocidos.
- Utilizar controles parentales en consolas, computadoras o celulares.
- Revisar el historial de juegos y apps y mantener los dispositivos en espacios comunes del hogar.
- Establecer horarios y reglas claras para el uso de internet.
También es importante fomentar un clima de confianza en el hogar, donde los chicos puedan hablar sin miedo si algo los incomoda en internet. Muchos casos de abuso digital se sostienen en el silencio de las víctimas, que no siempre comprenden que están siendo manipuladas.
La necesidad de una comunidad digital segura
Este caso deja en evidencia que la seguridad digital debe ser un tema prioritario en las familias, las escuelas y también para los desarrolladores de videojuegos. Es necesario construir entornos más seguros, con filtros adecuados y protocolos de denuncia ágiles y efectivos.
En un mundo cada vez más interconectado, la protección de la infancia en el entorno digital es responsabilidad de todos. No se trata de prohibir, sino de acompañar. De entender que el juego también debe tener reglas claras fuera de la pantalla. Porque detrás del avatar, hay un niño real.