OpenAI y Microsoft acusan a la china DeepSeek de aprovecharse de sus modelos de IA mediante una técnica de «destilado». La empresa china supuestamente utilizó las APIs de las compañías estadounidenses para entrenar su propio modelo, ahorrándose costos de desarrollo. La polémica pone de manifiesto la doble moral de OpenAI, que enfrenta sus propias acusaciones de infracción de copyright. La nueva administración Trump se involucra en la disputa.
OpenAI y Microsoft prenden la mecha contra DeepSeek: ¿Plagio o avivada tecnológica?
Las grandes tecnológicas no se guardan nada. OpenAI y Microsoft han elevado sospechas de que la empresa china DeepSeek habría utilizado sus modelos de inteligencia artificial como trampolín para el suyo propio. La maniobra, según las acusaciones, se habría ejecutado mediante una técnica conocida como "destilado", que consiste en nutrir un modelo más pequeño de las respuestas de uno más grande y consolidado. ¿El resultado? Un ahorro considerable de costos y una presunta ventaja competitiva.
Microsoft admitió que está investigando si en el otoño pasado, DeepSeek se aprovechó de sus servicios mediante robots. OpenAI, por su parte, reconoció tener evidencias de la intrusión, aunque los términos de servicio de ambas compañías prohíben explícitamente esta práctica. La dificultad para detectarla reside en que DeepSeek se conectó a las APIs de estas compañías. “El problema es cuando [lo sacas de una plataforma y] lo usas para crear tu propio modelo con tus propios objetivos”, alertó una fuente de OpenAI al Financial Times.
La presunta jugada sucia de DeepSeek
El punto es que DeepSeek, presuntamente, se evitó el costoso refuerzo humano que requiere el desarrollo de estos modelos. Sin embargo, David Sacks, el nuevo zar de la IA de la administración Trump, salió a señalar en Fox que existen “pruebas sustanciales” de que DeepSeek incurrió en un robo de propiedad intelectual. Como todo buen político, no mostró ninguna evidencia, pero no evitó sentenciar la jugada: “Hay una técnica llamada destilado en que un modelo aprende de otro y le chupa el conocimiento”.
OpenAI, por su parte, no se quedó callada y confirmó las sospechas en un comunicado posterior a las declaraciones de Sacks: “Sabemos que empresas basadas en China (y otros países) están intentando destilar constantemente de empresas líderes en EE UU”. La firma también hizo un claro llamado a la nueva administración Trump que está metida de lleno en una guerra comercial global. ¿Pedirá ayuda para librar este nuevo combate tecnológico?
La doble moral de OpenAI
Hablemos claro, la cosa se pone más interesante si analizamos el pasado de OpenAI. La compañía se encuentra enfrascada en sus propios líos judiciales por acusaciones de infracción de copyright. ¿La razón? Los modelos iniciales de OpenAI se entrenaron utilizando todo el material que pudieron encontrar en internet. Es decir, obras, artículos y libros con contenido protegido que fueron utilizados sin miramientos.
Recordemos que al final todos se rasgan las vestiduras con el tema del "robo" de información. ¿No será que aquí la máxima de "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra" tiene más sentido que nunca? Es claro que las grandes empresas están en una carrera por la supremacía de la IA, pero ¿a qué costo? La polémica está armada y seguro que dará mucho que hablar. Alguien que opine y de su punto de vista será bienvenido en la caja de comentarios.