Un informe revela el impacto ambiental y social de la expansión de centros de datos de gigantes tecnológicos como Microsoft, Amazon y Google en México, Chile y España. Comunidades locales enfrentan escasez de agua y expropiaciones, mientras las empresas operan con opacidad y la complicidad de autoridades. La investigación destaca la resistencia vecinal y la necesidad de mayor transparencia y control en la industria de la inteligencia artificial.
El lado B de la inteligencia artificial: ¿a qué costo se construye el futuro tecnológico?
La expansión de la inteligencia artificial (IA) no es solo algoritmos y líneas de código; también es ladrillo, agua y electricidad. Y, como suele ocurrir, el costo de este progreso tecnológico recae sobre los más vulnerables. Un reciente informe pone el foco en cómo gigantes como Microsoft, Amazon y Google están construyendo sus imperios de datos a expensas de comunidades en México, Chile y España. ¿Estamos ante una nueva forma de colonialismo tecnológico?
La nube se hace física: el impacto local de los centros de datos
En La Esperanza, México, Hortensia aparta la mirada de sus patatas para señalar un aula móvil cerrada, un "centro de computación" de Microsoft que, según ella, casi nadie usa. A poco más de un kilómetro, la misma empresa construye un macrocomplejo de centros de datos. La ironía es palpable: mientras la "nube" se expande, la comunidad local sufre cortes de agua y ve cómo los beneficios se esfuman hacia Silicon Valley.
"Bien más nos valdría que nos pusieran un centro de salud", dice Hortensia, encapsulando el sentir de muchos vecinos que ven cómo la promesa de progreso se convierte en un espejismo.
¿Sed de datos o sed de verdad? El agua, un recurso crítico
El informe revela que la sed insaciable de los centros de datos por agua está generando conflictos en regiones ya afectadas por la sequía. En Querétaro, México, el acuífero del Valle de San Juan del Río, del que se abastecen las comunidades rurales, está sobreexplotado. Sin embargo, Microsoft y otras empresas obtienen concesiones para extraer millones de litros anuales.
Manuel Rodríguez Lorenzo, delegado comunal de La Esperanza, se muestra sorprendido al saber que los centros de datos necesitan agua para funcionar: "No teníamos esa información", admite. Esta falta de transparencia es una constante en los tres países analizados, lo que dificulta la evaluación del impacto real de estas infraestructuras.
Resistencia en las periferias: cuando la tecnología choca con la realidad
En Chile, la historia se repite. En La Pincoya, un barrio obrero de Santiago, los vecinos se oponen a la construcción de un centro de datos de Amazon Web Services (AWS) y a la línea de alta tensión que lo alimentará. Patricio Hernández, alias "Pato", es uno de los líderes de esta resistencia: "A Amazon le dijimos que la comunidad tiene un vínculo con el cerro y que no vamos a permitir que se instalen aquí", afirma con contundencia.
El caso Cerrillos: una victoria vecinal que sienta precedente
La lucha de los vecinos de Cerrillos, también en Santiago, es un faro de esperanza. Tras años de movilización, lograron que un tribunal ambiental declarara irregular un centro de datos de Google, diseñado para ser el más grande de Latinoamérica. Tania Rodríguez, una de las portavoces del colectivo Mosacat, fue reconocida por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes en el mundo de la IA. Su mensaje es claro: "No es justo que solamente nosotros seamos zonas de sacrificio".
Aragón, la "nueva Virginia": ¿espejismo tecnológico o desarrollo sostenible?
En España, Aragón se ha convertido en el nuevo Dorado de los centros de datos. El gobierno local, entusiasmado con la promesa de inversión y empleo, ha promocionado la región como "la nueva Virginia". Sin embargo, esta apuesta por la tecnología a toda costa genera dudas y resistencias.
En Cuarte, una pedanía de Huesca, los vecinos se sorprendieron al recibir cartas de expropiación de sus terrenos para la construcción de un centro de datos de AWS. Carlos Oliván, vecino de la localidad, advierte: "No han hablado de un plan de restitución que tendría que ser, yo pienso, prioritario".
¿Cuántos empleos genera realmente la nube?
Uno de los grandes interrogantes es el impacto real en la creación de empleo. Un documento interno de AWS al que tuvo acceso la investigación revela que, en 2021, el total de empleados directos en cada uno de los tres centros en Aragón no superaba la veintena. ¿Es este el costo real de la "revolución" de la inteligencia artificial?
Álvaro Sanz, diputado de Izquierda Unida en Aragón, exige mayor transparencia y fiscalización: "No hay ningún tipo de garantía de que se cumpla nada de lo que prometen, ni siquiera capacidad de seguimiento a esas promesas", denuncia.
Un debate urgente: ¿tecnología para quién?
Este informe pone sobre la mesa un debate crucial: ¿a qué costo estamos construyendo el futuro tecnológico? ¿Es sostenible un modelo de desarrollo que prioriza la expansión de la IA a expensas de los recursos naturales y las comunidades locales? La respuesta no es sencilla, pero es hora de que la sociedad se la plantee. La inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa, pero no puede ser un cheque en blanco para la destrucción ambiental y la desigualdad social.