¿El futuro está en nuestros ojos? Meta, Google y otros gigantes tecnológicos apuestan fuerte por las gafas inteligentes con IA, buscando el Santo Grial del «wearable». Tras el tropezón de Google Glass en 2013, ¿será esta la vencida? Traducción simultánea, reconocimiento del entorno y hasta integración con redes sociales son algunas de las promesas. Pero, ¿qué hay de la privacidad? ¿Estamos listos para llevar una cámara en la cara?
¿Gafas inteligentes, el futuro de la tecnología o un fiasco con estilo?
Hace más de una década que los gurúes tecnológicos vaticinan el fin del smartphone como rey indiscutido. Los «wearables» –relojes, anillos, pulseras– prometían una revolución, relegando al teléfono al bolsillo. La profecía, por ahora, no se cumplió. Pero la idea persiste, y ahora las gafas inteligentes, impulsadas por la inteligencia artificial (IA), buscan dar el batacazo.
Meta, con su icónico modelo Ray-Ban mejorado y nuevos diseños deportivos (Oakley), lidera la carga. Pero no está sola. Google, tras el estrepitoso fracaso de Google Glass en 2013, vuelve a la carga. Y otras compañías, sin los gigantes Apple y Microsoft a la vista (por ahora), siguen en la pelea.
## ¿La segunda es la vencida? El resurgimiento de las gafas inteligentes
«Cometimos muchos errores. Ahora el momento es otro, la tecnología es otra y la apuesta es más real que nunca», admitió Serguéi Mijáilovich Brin, cofundador de Google, en la última conferencia anual de desarrolladores. La clave, según Brin, es la IA interactiva por comandos de voz, que abre un abanico de posibilidades antes impensadas.
Google, con el respaldo de Samsung y Qualcomm, presentó un prototipo con Android XR y Gemini (su IA). ¿Qué ofrecen? Traducción en tiempo real, navegación por internet por voz, grabación de audio y video, y una pantalla integrada en los cristales.
Xiaomi ya tiene su modelo con funciones similares. Huawei, Snap y otras empresas menores también se suman a la fiesta. Microsoft, en cambio, dio un volantazo y anunció el fin de la comercialización de HoloLens, enfocándose en dispositivos especializados para clientes como el ejército.
## Meta apuesta fuerte: ¿moda, deporte y un toque de espionaje?
Mientras el proyecto Orion de Meta, que busca fusionar realidad aumentada e IA, sigue en desarrollo, la compañía se concentra en mejorar su modelo estrella: las Ray-Ban. Más parecidas a unas gafas convencionales, y con un diseño deportivo Oakley, buscan conquistar al público masivo.
La integración de la IA de Meta permite que las gafas reemplacen a la cámara y los auriculares del móvil. Además, incorporan un traductor casi simultáneo y pueden «ver» el entorno, respondiendo preguntas del usuario. «Las gafas que entienden nuestro contexto porque pueden ver lo que vemos, oír lo que oímos e interactuar con nosotros a lo largo del día se convertirán en nuestros principales dispositivos informáticos», afirmó Mark Zuckerberg. Una declaración audaz, digna del fundador de Facebook.
A pesar de no tener una pantalla en los cristales, Meta confía en las mejoras en autonomía y resolución de imagen, la conexión con sus redes sociales y la integración con plataformas deportivas como Garmin y Strava. El año pasado, vendieron más de un millón de unidades. Un número nada despreciable.
Uno de los puntos débiles de los modelos anteriores era la batería, con una autonomía de apenas cuatro horas, y la resolución de las imágenes. Los nuevos modelos duplican estas prestaciones, sin alterar el diseño de las gafas. Además, ofrecen grabación de video en 3K Ultra HD y cámara lenta.
Ankit Brahmbhatt, director de producto de Meta, asegura que las nuevas gafas «desbloquean todo tipo de experiencias y permite compartirla de una forma completamente nuevas». «Te llevan a un sentido de presencia en conexión con las personas», afirma, destacando la interacción con las redes sociales de la compañía. ¿Será esta la clave del éxito?
## Privacidad: ¿el elefante en la habitación?
Las gafas responden al comando de voz «Hi Meta» y, para algunas funciones, como grabar o ajustar el volumen, también con interacciones táctiles. Para «garantizar» la privacidad, Meta asegura que el indicador luminoso externo (más grande que en los modelos anteriores) avisa a terceros cuando hay una grabación en marcha. Si se manipula, la grabación se interrumpe. Además, la IA no está habilitada para identificar personas en el campo visual.
Con los modelos anteriores, proliferaron los tutoriales para saltarse las precauciones de privacidad de Meta. La compañía asegura haber corregido estos problemas, pero advierte: «Siempre habrá personas que intenten encontrar soluciones a esto, pero continuamos monitoreándolo y realizando actualizaciones en la función según corresponda para mejorarla con el tiempo». Una declaración que suena más a advertencia que a promesa.
¿Estamos ante el futuro de la tecnología, un nuevo gadget para los fanáticos, o una herramienta que amenaza nuestra privacidad? La respuesta, como siempre, está en los ojos del que mira.