Alpha School: el controvertido modelo de educación con IA

Redacción Cuyo News
6 min

El otoño pasado, la vida escolar de la hija de 9 años de Kristine Barrios se convirtió en un verdadero laberinto digital. Atrapada en una lección del software de aprendizaje personalizado IXL, la menor de edad se vio obligada a multiplicar tres números de tres cifras reiteradamente, sin el auxilio de una calculadora y sin margen para el error, según relató su madre. En la Alpha School, la microescuela privada de Brownsville, Texas, donde la niña y su hermano menor cursaban, la pequeña ya se encontraba un nivel avanzado en matemáticas para su edad, pero la implacable lógica del programa la confinaba a la repetición ante cada fallo, sin importar cuántas veces acertara.

Ante el evidente atascamiento, la niña buscó la intervención de su «guía» –el adulto supervisor de la clase, que, según el actual director de la escuela, «no enseña nada»–, pidiendo una excepción para poder avanzar. La respuesta fue categórica: debía cumplir con lo establecido. El fin de semana siguiente, Barrios y su esposo dedicaron horas a ayudar a su hija, quien, al borde del colapso, “sollozaba diciendo que prefería morir a seguir adelante”. A pesar de que los padres verificaron cada respuesta, la vuelta a la escuela trajo una noticia desoladora: el tiempo perdido la había atrasado aún más en sus objetivos.

El calvario se agrava: la salud en juego

Semanas después, Alpha School informó a los Barrios que su hija no consumía los almuerzos, justificando que “prefería quedarse trabajando”. La niña, por su parte, confesó a sus padres que dedicaba el horario de comida a ponerse al día con el software IXL. Un representante de IXL, consultado por WIRED, confirmó que la cuenta de Alpha School fue desactivada en julio pasado por «violación de nuestros términos de servicio», enfatizando que el programa “no está pensado (y no recomendamos su uso) como sustituto de profesores entrenados y atentos”.

La situación se tornó más preocupante cuando, durante una revisión médica, el pediatra de la niña observó una significativa pérdida de peso. Con una nota del especialista que indicaba la necesidad de meriendas entre comidas, el padre de la menor la acompañó a la escuela. Aunque el manual de Alpha “pedía a los padres que se abstuvieran” de enviar «snacks de mediodía», los Barrios decidieron seguir la indicación médica. Los primeros días, la niña consumió sus meriendas, pero pronto regresó a casa con ellas intactas en la mochila. Alarmada, su madre preguntó el motivo. La respuesta de la pequeña fue lapidaria: el personal de la escuela le había dicho que “no se había ganado la merienda y que no se la darían hasta que cumpliera sus objetivos de aprendizaje”.

Un modelo educativo bajo escrutinio y altos patrocinios

“Como padre, piensas: esto no está bien”, rememoró Barrios. En noviembre, retiró a sus dos hijos de Alpha School. La familia no estaba sola; se sumaron a un número creciente de padres que abandonaron el campus de Brownsville, donde de las aproximadamente dos docenas de niños de la clase inaugural de 2022, «al menos cinco familias» ya se han marchado. A pesar de esta tasa de deserción, la dirección de Alpha ha presentado el caso de Brownsville como un éxito, tanto en informes como en solicitudes para nuevas escuelas chárter, utilizando su modelo patentado, «2 Hour Learning», como un ejemplo de viabilidad en comunidades de bajo nivel socioeconómico.

El sistema «2 Hour Learning» de Alpha y sus escuelas asociadas se basa en la dedicación de solo dos horas diarias a sesiones de aprendizaje, donde la enseñanza recae en un «software de aprendizaje personalizado» o, como la web del programa lo denomina ahora, un “tutor de IA”. MacKenzie Price, cofundadora de Alpha y 2 Hour Learning, aseguró a WIRED que “Nuestros estudiantes aprenden el doble, nuestras clases se encuentran en el 1% superior en todos los niveles y materias, y logramos todo en mucho menos tiempo”. No obstante, estas afirmaciones, basadas en comparaciones de datos de pruebas estandarizadas, no han sido respaldadas con la entrega de dicha información a WIRED, a pesar de la promesa inicial de Price.

La propuesta de Alpha, que surge en un contexto de escasez de profesores en Estados Unidos, ha catapultado a la institución de ser una pequeña escuela privada a un emergente “imperio educativo”. La iniciativa ha cosechado el apoyo de figuras de alto perfil: desde el multimillonario empresario tecnológico Joe Liemandt, quien figura como «director» de la escuela, hasta el gestor de fondos de inversión Bill Ackman y Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, quienes la han promocionado públicamente. Incluso la exsecretaria de Educación de EE UU, Linda McMahon, visitó el campus original de Austin en septiembre, calificando los modelos presentados como “lo más emocionante que he visto en educación en mucho tiempo”. La paradoja, sin embargo, persiste: mientras los influyentes alaban la innovación, la realidad para algunas familias se dibuja con pérdidas de peso y objetivos académicos que se priorizan por encima del bienestar infantil.

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