Claude automatiza la programación de robots: la IA y el control físico

Redacción Cuyo News
6 min

La noción de modelos de lenguaje avanzados infiltrándose en sistemas complejos evoca, para muchos, la clásica pesadilla de la ciencia ficción. Sin embargo, lo que antes era una fantasía distópica, hoy se acerca a una realidad palpable en laboratorios de vanguardia. En este contexto, investigadores de Anthropic, una firma que se distingue por su enfoque en la seguridad de la inteligencia artificial, se embarcaron en un particular experimento: poner a su modelo Claude a prueba para que tomara control de un robot, específicamente, un perro cuadrúpedo.

El reciente estudio de Anthropic reveló una capacidad sorprendente de Claude: la automatización de gran parte del arduo proceso de programación robótica para la ejecución de tareas físicas. Este hallazgo no solo ratifica la destreza de codificación de los modernos modelos de IA, sino que también anticipa una posible expansión de estos sistemas hacia el ámbito físico. A medida que la inteligencia artificial perfecciona su dominio sobre la programación y optimiza su interacción con el software y los objetos tangibles, se vislumbra un escenario donde los robots puedan ser programados con una eficiencia sin precedentes. «Tenemos la sospecha de que el siguiente paso de los modelos de IA es empezar a llegar al mundo y afectarlo más ampliamente», explicó a WIRED Logan Graham, integrante del equipo rojo de Anthropic, dedicado a la identificación de riesgos potenciales en estos modelos. «Esto realmente requerirá que los modelos interactúen más con los robots».

Cortesía de Anthropic

Cortesía de Anthropic

La autonomía artificial en el plano físico

Anthropic, fundada en 2021 por ex empleados de OpenAI, surge de la convicción de que la IA podría eventualmente volverse problemática, incluso peligrosa, a medida que su desarrollo avanza. Si bien los modelos actuales aún no poseen la sofisticación necesaria para asumir el control total de un robot, Graham advierte que los futuros podrían alcanzar ese umbral. En este sentido, el estudio sobre cómo los usuarios emplean los LLM para programar robots se presenta como una preparación crucial para la eventualidad de que «los modelos acaben autoincorporándose», un término que alude a la capacidad de la inteligencia artificial para gestionar sistemas físicos de manera autónoma.

Aún resta dilucidar con claridad los motivos que llevarían a un modelo de IA a tomar el control de un robot, y mucho menos a ejecutar acciones maliciosas. No obstante, la especulación sobre los escenarios más adversos forma parte intrínseca de la identidad de Anthropic, contribuyendo a consolidar su posición como un actor fundamental en el movimiento global por una IA responsable y ética.

El experimento: Claude y el cuadrúpedo

Bajo el nombre de «Proyecto Fetch», Anthropic convocó a dos grupos de investigadores, ambos sin experiencia previa en robótica, con la misión de operar y programar un perro robot, el cuadrúpedo Unitree Go2. El objetivo era que la máquina realizara actividades específicas. Equipados con un mando, se les encomendó progresivamente tareas de creciente complejidad. Uno de los grupos utilizó el modelo de codificación de Claude, mientras que el otro desarrolló el código sin asistencia de IA. El equipo que recurrió a Claude logró ejecutar algunas tareas, aunque no todas, con mayor celeridad que el grupo compuesto exclusivamente por humanos. A modo de ejemplo, consiguieron que el robot caminara y localizara una pelota de playa, una tarea que el equipo humano no pudo resolver satisfactoriamente.

Asimismo, Anthropic llevó a cabo un análisis de la dinámica colaborativa en ambos equipos, registrando y evaluando sus interacciones. Los resultados indicaron que el grupo que no contó con el apoyo de Claude manifestó mayores niveles de sentimientos negativos y confusión. Este fenómeno podría atribuirse a la capacidad de Claude para agilizar la conexión con el robot y generar una interfaz de usuario más intuitiva y amigable.

Cortesía de Anthropic

El Unitree Go2: un actor clave

El robot Go2, empleado en los experimentos de Anthropic, posee un costo de 16.900 dólares, una cifra relativamente accesible dentro del mercado robótico. Su uso es común en sectores como la construcción y la manufactura, donde se lo destina a inspecciones remotas y patrullas de seguridad. Aunque es capaz de desplazarse de forma autónoma, su operación suele depender de órdenes de software de alto nivel o de la manipulación humana mediante un controlador. El Go2 es fabricado por Unitree, una empresa con sede en Hangzhou, China, cuyos sistemas de IA se posicionan como los más populares del mercado, según un reciente informe de SemiAnalysis.

Tradicionalmente, los grandes modelos de lenguaje de plataformas como ChatGPT y otros chatbots inteligentes se han centrado en la generación de texto o imágenes en respuesta a consultas. Sin embargo, en tiempos recientes, estos sistemas han evolucionado, demostrando una notable experticia en la generación de código y la manipulación de software, transformándose de meros generadores de texto a verdaderos agentes con capacidad de acción.

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