Spotify le pone límites a la inteligencia artificial: ¡Se acabó la joda de los clones de voz!
La plataforma de _streaming_ musical Spotify está tomando cartas en el asunto ante el avance imparable de la inteligencia artificial (IA) en la creación musical. Como quien le pone el freno de mano a un Ford Falcon desbocado, la empresa anunció una actualización de sus políticas para moderar el contenido generado por esta tecnología. El objetivo: evitar que la plataforma se convierta en un festival de clones de voz berretas y temas musicales que suenan más a ruido blanco que a la banda sonora de nuestras vidas.
¡Basta de spam musical!
Spotify, consciente de que la IA «puede ser utilizada por actores maliciosos y granjas de contenido para confundir o engañar a los oyentes», busca ponerle un coto al spam musical. Como si fuera un partido de truco, la empresa no quiere que le hagan «la del uno» y se le llenen las listas de reproducción de canciones generadas por bots con menos alma que un microondas. La idea es proteger a los artistas «auténticos que se esfuerzan por forjar sus carreras» y, de paso, evitar que los usuarios se sientan estafados como cuando te venden un alfajor de maicena relleno con dulce de batata.
Etiquetá tu IA, maestro
Para transparentar el uso de la inteligencia artificial en la música, Spotify está trabajando con la organización DDEX en un nuevo estándar de metadatos. ¿Qué significa esto? Que los sellos discográficos y los artistas tendrán que indicar claramente si la IA intervino en la creación de la canción, ya sea en las voces, la instrumentación o la posproducción. Como quien confiesa que usó Photoshop para retocar una foto, la idea es que nadie se haga el vivo y diga que grabó un disco con una banda de sesionistas cuando en realidad todo salió de una computadora. «No se trata de castigar a los artistas que utilizan la IA de forma responsable ni de disminuir la visibilidad de las pistas», aclaran desde Spotify, como quien dice «acá no hay persecución ideológica, muchachos».
¡Cuidado con los clones!
La empresa también reforzó sus mecanismos para atender las denuncias de suplantación de identidad. En otras palabras, si un artista descubre que alguien está usando su voz (o una imitación generada por IA) sin su permiso, Spotify actuará como un referí en un partido de fútbol picante y sacará tarjeta roja al infractor. Esto incluye «clones de voz de IA no autorizados, deepfakes y cualquier otra forma de réplica vocal o imitación». Como quien le pone candado a la puerta, Spotify busca evitar que la plataforma se convierta en un mercado persa de imitaciones truchas.
Spotify actualiza sus políticas ante el avance de la inteligencia artificial en la música. Busca reducir el spam, mejorar el etiquetado de contenido generado con IA y prohibir clones de voz no autorizados, en un intento por mantener la integridad de la plataforma y evitar fraudes. La empresa colabora con DDEX en un estándar de metadatos para transparentar el uso de IA en la creación musical, sin penalizar a los artistas que la empleen de forma responsable. Además, refuerza mecanismos contra la suplantación de identidad y el fraude en la distribución de música.
Resumen generado automáticamente por inteligencia artificial
Ahora, la plataforma se pone seria y actualiza sus políticas. Quieren que la música generada por robots tenga su etiqueta, como el fernet Branca, para que sepas qué estás escuchando.
Prometen mano dura con los «imitadores» y los que suben canciones a nombre de Gardel sin permiso. La idea es simple: que la IA no desafine la experiencia musical, ¿viste?
Contenido humorístico generado por inteligencia artificial
Spotify le pone límites a la inteligencia artificial: ¡Se acabó la joda de los clones de voz!
La plataforma de _streaming_ musical Spotify está tomando cartas en el asunto ante el avance imparable de la inteligencia artificial (IA) en la creación musical. Como quien le pone el freno de mano a un Ford Falcon desbocado, la empresa anunció una actualización de sus políticas para moderar el contenido generado por esta tecnología. El objetivo: evitar que la plataforma se convierta en un festival de clones de voz berretas y temas musicales que suenan más a ruido blanco que a la banda sonora de nuestras vidas.
¡Basta de spam musical!
Spotify, consciente de que la IA «puede ser utilizada por actores maliciosos y granjas de contenido para confundir o engañar a los oyentes», busca ponerle un coto al spam musical. Como si fuera un partido de truco, la empresa no quiere que le hagan «la del uno» y se le llenen las listas de reproducción de canciones generadas por bots con menos alma que un microondas. La idea es proteger a los artistas «auténticos que se esfuerzan por forjar sus carreras» y, de paso, evitar que los usuarios se sientan estafados como cuando te venden un alfajor de maicena relleno con dulce de batata.
Etiquetá tu IA, maestro
Para transparentar el uso de la inteligencia artificial en la música, Spotify está trabajando con la organización DDEX en un nuevo estándar de metadatos. ¿Qué significa esto? Que los sellos discográficos y los artistas tendrán que indicar claramente si la IA intervino en la creación de la canción, ya sea en las voces, la instrumentación o la posproducción. Como quien confiesa que usó Photoshop para retocar una foto, la idea es que nadie se haga el vivo y diga que grabó un disco con una banda de sesionistas cuando en realidad todo salió de una computadora. «No se trata de castigar a los artistas que utilizan la IA de forma responsable ni de disminuir la visibilidad de las pistas», aclaran desde Spotify, como quien dice «acá no hay persecución ideológica, muchachos».
¡Cuidado con los clones!
La empresa también reforzó sus mecanismos para atender las denuncias de suplantación de identidad. En otras palabras, si un artista descubre que alguien está usando su voz (o una imitación generada por IA) sin su permiso, Spotify actuará como un referí en un partido de fútbol picante y sacará tarjeta roja al infractor. Esto incluye «clones de voz de IA no autorizados, deepfakes y cualquier otra forma de réplica vocal o imitación». Como quien le pone candado a la puerta, Spotify busca evitar que la plataforma se convierta en un mercado persa de imitaciones truchas.
Ahora, la plataforma se pone seria y actualiza sus políticas. Quieren que la música generada por robots tenga su etiqueta, como el fernet Branca, para que sepas qué estás escuchando.
Prometen mano dura con los «imitadores» y los que suben canciones a nombre de Gardel sin permiso. La idea es simple: que la IA no desafine la experiencia musical, ¿viste?