Investigadores de la Universitat Politècnica de València y la Universidad de Vigo revelan en un estudio publicado en Nature el secreto detrás de la resistencia de los puentes de celosía de acero ante catástrofes. ¿La clave? Su similitud con las telarañas y mecanismos latentes de resistencia que permiten soportar cargas incluso tras fallos estructurales. ¿Será este el fin de los colapsos espectaculares o solo una nueva página en el manual de ingeniería?
¿Por qué algunos puentes se desploman y otros resisten como campeones? Un misterio resuelto, ¿o no tanto?
Un equipo de la Universitat Politècnica de València (UPV) y la Universidad de Vigo (UVigo) sacudió el mundo de la ingeniería al publicar en Nature un estudio que podría cambiar la forma en que miramos esas estructuras de acero que cruzan ríos y valles. La pregunta que se hicieron estos académicos es simple pero crucial: ¿por qué algunos puentes de celosía de acero se derrumban ante un evento catastrófico y otros, no?
La respuesta, según ellos, reside en una inesperada similitud con las telarañas. Sí, leyó bien. Esas delicadas pero resistentes obras de arte naturales podrían ser la clave para entender la resiliencia de estas moles de acero.
“Demostramos que, al igual que las telarañas son capaces de adaptarse y seguir atrapando presas después de sufrir daños, los puentes de celosía de acero dañados aún pueden ser capaces de resistir cargas incluso mayores a las que soportan en condiciones normales de uso y no derrumbarse”, afirma José M. Adam, investigador del Instituto ICITECH de la Universitat Politècnica de València y coordinador del proyecto Pont3.
## La telaraña metálica: ¿un nuevo paradigma en la ingeniería?
Pero, ¿qué significa esto en la práctica? ¿Estamos ante un nuevo paradigma en el diseño y mantenimiento de puentes? Los investigadores parecen creer que sí. Al observar que los puentes de celosía están formados por múltiples varas unidas, se toparon con casos donde el fallo de un solo elemento no implicaba el colapso total.
«Nos pusimos en el laboratorio y simulamos por ordenador el defecto de 222 elementos. Y llegó una sorpresa que no esperábamos y es que ante el fallo de cualquier elemento crítico del puente, este permanecía en pie y era seguro”, explica Adam.
Una revelación que desafía las teorías convencionales y abre la puerta a nuevas estrategias para garantizar la seguridad de estas infraestructuras.
## Mecanismos latentes y resistencia inesperada
El hallazgo clave de este estudio es la existencia de «mecanismos latentes de resistencia» que permiten a los puentes seguir en pie incluso después de un fallo estructural. Estos mecanismos, hasta ahora desconocidos, podrían ser la respuesta a por qué algunos puentes resisten impactos o terremotos mientras que otros se desploman.
Sin embargo, no todo es color de rosas. Como señala el propio Adam, hay situaciones extremas que ningún puente puede resistir. “Si un barco cargado de contenedores impacta en la pila de un puente, se va a caer. Si viene una dana y provoca una socavación en el terreno y rompe una pila de un puente, lo mismo: el puente caerá”.
Una advertencia que nos recuerda que la ingeniería tiene sus límites y que la prevención es siempre la mejor estrategia.
## El futuro de los puentes: ¿más seguros o simplemente más resilientes?
Este estudio plantea preguntas cruciales sobre el futuro de la ingeniería de puentes. ¿Deberíamos enfocarnos en construir estructuras más robustas o en diseñar puentes que puedan resistir y adaptarse a los daños? ¿Cómo podemos aplicar estos nuevos conocimientos para mejorar la seguridad de los puentes existentes, muchos de los cuales tienen décadas de antigüedad?
«Gracias a ello, somos capaces de entender cómo pueden seguir soportando cargas después del fallo inicial de algún elemento”, añade Carlos Lázaro, investigador principal del subproyecto de Pont3 de la UPV.
Quizás la respuesta esté en una combinación de ambos enfoques. Imitar a la naturaleza, como en el caso de las telarañas, podría ser un primer paso. Pero también es fundamental invertir en monitorización, evaluación y refuerzo de las estructuras existentes.
Al final, la seguridad de los puentes es un tema que nos concierne a todos. Y este estudio, aunque prometedor, es solo el comienzo de un largo camino. Un camino que, esperemos, nos lleve a construir infraestructuras más seguras y resilientes. ¿O será que simplemente estamos parcheando una realidad que exige soluciones más audaces? El debate está abierto.