El gobierno laborista del Reino Unido acelera la implementación de vehículos autónomos, adelantando las pruebas para la primavera de 2026 y el despliegue total para 2027. La medida busca reactivar la economía, generar 40.000 empleos y aportar miles de millones de libras, mientras se garantiza la seguridad vial a través de exigentes estándares para estos automóviles robóticos.
El futuro llegó antes de lo previsto, al menos para los británicos. El gobierno laborista, jugándose sus fichas a la reactivación económica, le metió pata al acelerador y adelantó la llegada de los vehículos autónomos a las calles del Reino Unido. ¿Será esta la jugada maestra que impulse la economía o una apuesta arriesgada en la jungla urbana?
El Departamento de Transporte británico anunció que, para la primavera de 2026, los ensayos de vehículos sin conductor serán una realidad palpable. Imaginen taxis y autobuses autónomos, convocados a través de una simple app, circulando por las calles. La movida, amparada en la Ley de Vehículos Automatizados, prevé que en 2027 todo el país se sumerja en esta nueva era de transporte.
## ¿La gallina de los huevos de oro o un espejismo tecnológico?
El gobierno se frota las manos con la promesa de casi 40.000 empleos y una inyección de hasta 42.000 millones de libras en la economía nacional en la próxima década. Números que suenan a música celestial para un país ávido de buenas noticias.
«Ya está llegando el futuro del transporte. Los vehículos sin conductor pueden traer consigo puestos de trabajo, inversión y la oportunidad de que el Reino Unido se convierta en uno de los líderes mundiales de esta nueva tecnología», proclamó la ministra de Transportes, Heidi Alexander, con el optimismo que caracteriza a los políticos en campaña… o cuando intentan vender un proyecto ambicioso.
## Seguridad primero, ¿o eso esperamos?
Durante el primer año de pruebas, el gobierno promete analizar exhaustivamente los datos generados por estos vehículos del futuro. La seguridad es la palabra clave, aseguran desde el Departamento de Transporte, con la exigencia de un nivel de competencia al menos igual al de los conductores más precavidos. ¿Será suficiente?
Los defensores de la tecnología autónoma argumentan que la capacidad de reacción de estas máquinas supera a la humana y que, tras un aprendizaje continuo en escenarios complejos, se podría reducir significativamente el número de accidentes. Pero, ¿qué pasa cuando la inteligencia artificial se enfrenta al impredecible caos del tráfico real?
«No nos podemos permitir ser desplazados al asiento trasero cuando se trata de la Inteligencia Artificial, a no ser que se trate de un autobús sin conductor», ironizó el ministro británico de Tecnología, Peter Kyle, dejando entrever una confianza que algunos podrían considerar audaz. «Debemos liderar un sector que va a hacer nuestras carreteras más seguras y mucho más fácil el transporte».
## El desafío londinense: ¿prueba de fuego para la conducción autónoma?
La posibilidad de implementar vehículos autónomos en Londres, con su laberíntico trazado medieval y escasa planificación urbana, representa un desafío mayúsculo. Pero también, una oportunidad única para generar datos valiosos y perfeccionar la tecnología en condiciones extremas. Si funcionan en Londres, podrían funcionar en cualquier lado, dicen algunos.
## Pioneros en la pista: Wayve y Oxa a la vanguardia
Las pruebas con vehículos sin conductor ya se realizan en el Reino Unido desde 2015, con empresas como Wayve y Oxa liderando la carga. Wayve, impulsada por una reciente inversión millonaria, ya se asoció con gigantes como Nissan y Uber. Oxa, por su parte, opera autobuses autónomos en Estados Unidos y vehículos robóticos en el aeropuerto de Heathrow.
«Con estos primeros ensayos lograremos ganarnos la confianza de los usuarios y generar nuevos empleos, servicios y mercados», afirmó Alex Kendall, cofundador y director ejecutivo de Wayve. «Desde que desplegamos nuestro primer prototipo en Cambridge hemos sido capaces de realizar el primer trayecto en carreteras públicas con conducción generada por Inteligencia Artificial. Hemos comenzado en Londres y nos hemos expandido al resto del país».
La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿estamos realmente listos para esta revolución automotriz? ¿O será que la prisa por el progreso nos hará tropezar en el camino? Solo el tiempo, y las calles del Reino Unido, tendrán la respuesta.