Redes Sociales: ¿De herramienta democrática a arma de conflicto?

Redacción Cuyo News
5 min
Cortito y conciso:

Un reciente informe del Global Peace Index (GPI) pone el dedo en la llaga: las redes sociales, que prometían democratizar la información, estarían exacerbando la conflictividad global. ¿La razón? La difusión de noticias falsas y la polarización, alimentadas por algoritmos ávidos de atención. Expertos claman por mayor educación mediática y una regulación equilibrada, pero ¿llegaremos a tiempo para frenar esta espiral?

El espejismo de la aldea global: ¿las redes sociales nos están llevando a la guerra?

Las redes sociales, ese invento que prometía un mundo más conectado y democrático, están siendo puestas bajo la lupa. ¿Será que lo que creíamos una herramienta de progreso se está convirtiendo en un arma de destrucción masiva? Un informe reciente del Global Peace Index (GPI) nos deja pensando: la desinformación y la polarización, potenciadas por los algoritmos, estarían alimentando la conflictividad a nivel mundial.

"En estos momentos, tenemos más conflictos que nunca desde el final de la Segunda Guerra Mundial", advierte Steve Killelea, fundador del GPI. Una frase que suena a campanada de alerta en un mundo ya bastante convulsionado.

¿La culpa es de los algoritmos?

La cosa parece ser así: las plataformas digitales, en su afán por mantenernos enganchados, nos muestran más de lo que ya nos gusta, reforzando nuestras creencias y, de paso, polarizando aún más las discusiones. Los contenidos polémicos, las noticias falsas, todo sirve para generar tráfico y, por ende, ganancias. Una lógica perversa que, según algunos, estaría erosionando la confianza en la información y fomentando el enfrentamiento.

Un estudio publicado en Science Advances agrega leña al fuego: "La competencia por la atención lleva a las fuentes de noticias a publicar información errónea". ¿Estamos entonces en una carrera armamentista de la desinformación? Arash Amini, de la Universidad de Texas, lo plantea sin anestesia: "El negocio de la atención obliga a la competencia entre las fuentes de noticias, lo que lleva a los medios a utilizar un lenguaje más llamativo y una narración provocativa, e incluso a recurrir a noticias falsas, para aumentar la participación de los lectores".

Pero, ojo, tampoco se trata de demonizar a las redes sociales. El GPI reconoce que "un flujo libre de información es fundamental para la paz". El problema, al parecer, es el equilibrio: "Disponemos de mejores comunicaciones y más redes sociales y medios de comunicación que nunca, pero también tenemos contenido incendiario o partidista de baja calidad que profundizan las divisiones sociales".

¿Hay salida para este berenjenal?

Killelea no se guarda nada: "Por una parte, la gente puede acceder a información precisa como nunca y la mayoría lo hace. Pero, por otro lado, cuando miras a las plataformas de redes sociales, se observa una tendencia a la polarización y, parte de esta, viene del algoritmo que te ofrece más y más de lo que te llamó la atención".

Pero, ¿quién pone el cascabel al gato? ¿Las plataformas se auto-regularán? ¿O necesitamos una intervención estatal? Killelea apuesta por una "mejor regulación de la información en internet", aunque advierte que debe ser "equilibrada para garantizar la libertad de expresión". Un equilibrio delicado, sin duda.

Otro camino, según los expertos, es la educación. "Se necesita una mejor educación para determinar la información correcta de la incorrecta", sostiene Killelea. Amini coincide: "Nuestros resultados enfatizan la efectividad de las iniciativas educativas dirigidas a mejorar la alfabetización mediática y reducir la susceptibilidad".

Al final del día, la pelota está en nuestra cancha. ¿Vamos a seguir cayendo en la trampa de la desinformación y la polarización? ¿O vamos a exigir plataformas más transparentes y responsables? El futuro de la paz global, tal vez, dependa de ello.

Killelea, a pesar del panorama sombrío, se muestra optimista. Confía en que la regulación, la educación y la responsabilidad de las plataformas terminarán imponiéndose. "Siempre habrá actores nefastos", reconoce, pero también cree que podemos construir un mundo digital más sano. Ojalá tenga razón.

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