¿IA lee por vos? El futuro de la comprensión textual en debate

Redacción Cuyo News
5 min
Cortito y conciso:

La inteligencia artificial (IA) está avanzando a pasos agigantados, llegando a interpretar textos complejos. Esto plantea desafíos sobre la comprensión de lectura, la carga de trabajo humano, y la misma esencia de la autoría. La profesora Naomi Susan Baron advierte que depender demasiado de la IA puede atrofiar nuestras capacidades cognitivas, disminuyendo la motivación y habilidad para leer y comprender por nosotros mismos. Asimismo, señala un declive en la lectura voluntaria, incluso antes de la aparición masiva de la IA, y aboga por mantener la lectura como una forma de ejercitar el cerebro.

En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) compone textos, crea imágenes y hasta melodías, surge una pregunta inquietante: ¿qué pasa cuando la IA empieza a masticar textos complejos por nosotros? La cosa ya no es tan trivial como pedirle un poema a ChatGPT, ahora hablamos de que un software analice y te devuelva la síntesis de un documento que te obligaron a leer en la facultad. Esto, lejos de ser una bendición, podría convertirse en un verdadero dolor de cabeza para nuestras neuronas y la propia idea de la comprensión.

El Riesgo de Tercerizar Nuestro Pensamiento

Naomi Susan Baron, una eminencia en Lingüística de la American University de Washington, pone el dedo en la llaga. Lejos de la idea de una IA como simple herramienta, nos advierte que depender de estas interpretaciones digitales nos aleja de la gimnasia mental que implica leer textos desafiantes. “Aunque el cerebro no sea un músculo, tenemos que entrenarlo para que siga siendo eficiente” declara Baron, subrayando la importancia de leer para conectar ideas y enriquecer nuestro entendimiento.

El uso de la IA no es inherentemente malo. Baron reconoce que esta tecnología es excepcional para filtrar grandes volúmenes de información con rapidez, ofreciendo borradores preliminares útiles. Sin embargo, subraya que los resultados de la IA pueden ser imprecisos, lo cual nos obliga a verificarlos antes de darles el visto bueno. Y lo peor de todo, es que confiar ciegamente en la IA para simplificar lecturas complejas podría robarnos la habilidad de hacerlo por nosotros mismos. ¿Qué seríamos capaces de comprender si se cae internet y los LLM nos dejan de funcionar?, pregunta Baron.

¿Seguiremos Leyendo por Placer?

Cuando se le consultó a ChatGPT si la IA nos dejaría de leer, el modelo respondió que no. Argumentó que los humanos seguirán leyendo para experimentar, formar opiniones y pulir el pensamiento crítico. La respuesta es tan políticamente correcta que hasta genera dudas. Baron, con cierta preocupación, destaca una tendencia preocupante: “En muchos países hay un constante declive de la lectura espontánea tanto entre niños como entre adultos.” La profesora hace referencia a los datos de la prueba PISA de 2018, donde la mitad de los alumnos leía solo por obligación. Una cifra alarmante que existía incluso antes de la expansión de la IA y que, según Baron, no hizo más que empeorar.

Hemos sido testigos de una revolución silenciosa: la transición del papel a las pantallas. Cambiamos la lectura profunda por el scrolling, la navegación por resúmenes y los formatos extensos por la inmediatez de la información. Una verdadera transformación copernicana que apenas notamos. A pesar de la expansión de lo digital, Baron destaca un dato interesante: según estudios recientes, la Generación Z lee más en papel que los millennials. ¿Será que el fenómeno BookTok esté reviviendo el gusto por el papel? Quizá haya esperanza.

La verdad es que las pantallas también tienen sus ventajas. La laptop, por ejemplo, permite una lectura más profunda al mostrar una página entera, favoreciendo una lectura más pausada y reflexiva. Baron insiste que es mejor pasar de página que hacer scrolling, ya que esto último puede distraer la concentración.

En el mundo de los resúmenes, las herramientas basadas en IA, como Google NotebookLM, Adobe Acrobat o Zoom, nos facilitan la vida resumiendo textos, PDFs, reuniones y hasta chats. Todo esto genera mucha comodidad, pero es una comodidad que puede terminar costando cara. Y ahí está el debate: ¿cómo equilibrio encontramos entre la eficiencia de la IA y la necesidad de mantener nuestras propias habilidades cognitivas? La respuesta, probablemente, sea más compleja que un simple resumen digital.

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