Meta implementa las «Cuentas de Adolescente» en Instagram, priorizando la seguridad de los jóvenes. Estas cuentas, con protecciones integradas y supervisión parental, buscan un uso más seguro y responsable de la red social. Privacidad por defecto, restricciones en mensajes y contenido sensible, y límites de tiempo son algunas de las características destacadas.
Las redes sociales, ese campo minado virtual donde los adolescentes se mueven con la soltura de un equilibrista, sigue siendo un quebradero de cabeza para los padres. Meta, la empresa detrás de Instagram, no es ajena a esta preocupación y ahora busca redimirse con las nuevas «Cuentas de Adolescente». ¿Será esta la solución que tanto esperan las familias argentinas, o solo una nueva capa en el laberinto digital?
Seamos honestos, la preocupación es legítima. Nuestros jóvenes están expuestos a un sinfín de contenidos y contactos en la web, y la pregunta siempre ha sido cómo protegerlos sin convertirlos en ermitaños digitales. Meta afirma que, desde principios de 2025, en Europa implementará estas cuentas con el objetivo de ofrecer una experiencia más segura. Lo interesante aquí es que estas cuentas vienen con protecciones de fábrica: limitan quién puede contactar a los menores y a qué tipo de contenido tienen acceso. Para menores de 16, la cuenta se asigna por defecto. ¡Pero ojo! Cualquier cambio en la configuración necesita la venia paterna.
¿Realmente las nuevas cuentas de Instagram protegerán a los más jóvenes?
Según la compañía tecnológica, estas cuentas están pensadas para responder a las principales inquietudes parentales: ¿con quién hablan nuestros hijos online? ¿Qué contenido consumen? ¿Están pasando demasiado tiempo pegados a la pantalla? Meta, consciente de la vulnerabilidad de los adolescentes, asegura que estas «Cuentas de Adolescente» son el reflejo de su compromiso con adaptar las experiencias digitales a cada etapa de desarrollo. Es un intento, al menos en teoría, de aplicar las protecciones adecuadas para cada edad.
Ahora bien, ¿qué implica esto en la práctica? Uno de los puntos que destaca Meta es la supervisión parental. Los padres podrán estar más presentes en la vida digital de sus hijos. Las cuentas serán privadas por defecto, limitando los mensajes a contactos conocidos y restringiendo las etiquetas de desconocidos. Además, la herramienta estrella: límites de tiempo. Los padres podrán establecer un tiempo máximo diario de uso y bloquear la aplicación en horarios específicos, como la hora de dormir o de estudiar. Esto último parece un pequeño rayo de esperanza en la eterna lucha por despegar a los adolescentes de sus pantallas.
Otro tema que levanta polvareda es el contenido. Meta promete eliminar todo aquello que viole sus políticas, excluyendo contenido sensible como sexo, suicidio o autolesiones. Los menores estarán en la configuración más estricta de control de contenido sensible, por lo que resultaría menos probable que se expongan a contenido potencialmente dañino. Incluso pretenden ocultarlo aunque provenga de amigos. Una promesa audaz en un mundo donde la desinformación y el contenido turbio son moneda corriente, pero bienvenida si es veraz.
Por último, un detalle no menor: la cuestión de la edad. Meta está trabajando en tecnologías que permitan «cazar» a aquellos adolescentes que intenten inflar su edad. Si se detecta un perfil de menor configurado como mayor de 18 años, se le aplicará la configuración adecuada. La idea es que, más allá de las trampas, los padres puedan estar tranquilos. Pero como siempre, hasta no ver no creer.
¿Hacia una Experiencia Digital Más Segura para los Adolescentes?
Además de estas cuentas, Meta ofrece el «Centro de Familias», una plataforma destinada a fomentar experiencias en línea seguras y positivas. El centro ofrece recursos y recomendaciones de especialistas. Ahora, el interrogante es si este gran despliegue de medidas será efectivo o si seguiremos viendo noticias de casos de acosos, sexting o adicciones a las redes sociales.
La realidad es que la vigilancia de los padres siempre será necesaria, pero quizás las nuevas «Cuentas de Adolescente» sean una herramienta para que las familias tengan más control sobre la exposición de los menores en el mundo digital. Es un comienzo, o al menos eso quieren hacernos creer desde Meta. ¿Será suficiente? El tiempo, como siempre, tendrá la última palabra.