El Banco de la Nación Argentina (BNA) inició un plan integral de reorganización que incluye el cierre y fusión de 60 puntos de atención al público en todo el país. La medida, que forma parte del Plan Estratégico 2024-2027, busca optimizar recursos, mejorar la rentabilidad de la entidad y adaptarse a un entorno financiero cada vez más digitalizado.
Según cifras oficiales, el banco reducirá su red de 769 a 709 unidades, nivel similar al que tenía en 2015. Esta racionalización abarca sucursales, centros de atención PyME y oficinas operativas, con una proyección de ahorro de $139 millones mensuales. Si se mantiene ese ritmo, el recorte sumará $837 millones en el segundo semestre de 2025.
Cambio de modelo en atención PyME
En paralelo, el BNA dejará atrás el esquema de centros PyME con sede fija —14 de los cuales funcionan en locales alquilados— para implementar un sistema itinerante. Ejecutivos de cuenta visitarán directamente a los clientes, lo que permitirá eliminar costos de alquiler y sumar un ahorro mensual de $30 millones.
El avance de los canales digitales
El banco apuesta de lleno al ecosistema digital. En mayo, el 98% de las operaciones de clientes se realizaron a través de plataformas electrónicas. El volumen de transacciones que requiere presencialidad en tesorería se reduce un 25% interanual, reflejo de la migración hacia servicios online.
La digitalización también avanza en empresas del grupo, como Nación Servicios, que ya procesa más de un millón de viajes con su sistema de pago abierto para el transporte público.
Reducción de gerencias y reorganización interna
La reforma incluye una reducción de las Gerencias Zonales, que pasaron de 33 a 29, y la reasignación de algunas sucursales para compartir estructuras y personal. Este rediseño apunta a centralizar la supervisión y mejorar la eficiencia operativa.
Debate legislativo por la transformación del banco
El proceso de modernización del Nación ocurre en paralelo al proyecto del Gobierno nacional para convertirlo en sociedad anónima. La iniciativa, aún sujeta a debate legislativo, busca compatibilizar la función histórica del banco como herramienta pública con un modelo más orientado a la eficiencia financiera.
Desde el Ejecutivo destacan que la transformación busca «racionalizar el funcionamiento del Estado», al tiempo que se preservan servicios esenciales. El desafío, según admiten en la entidad, será combinar rentabilidad con inclusión financiera en un contexto de cambios estructurales profundos.
